Los sueños viajan y transcienden fronteras. Tres provincias, 1177 kilómetros y 16 horas en micro viajaron los sueños de Malena Eugenia Cabaña hasta cruzar su destino con el Centro Educativo Alem. En el medio, sensaciones de soledad, tristeza, hasta el punto de tener que dormir en la calle, para cumplir su objetivo de tener un futuro mejor, para ella, su madre, su hermana y familia, que hoy puede celebrar tras la entrega de su certificado del Bachiller, al finalizar sus estudios secundarios.

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La alegría y emoción con la que Malena transitó los pasillos del CEA tenían como contrapartida un sacrificio gigante que la llevó a alejarse hace siete años de sus seres queridos, en la búsqueda de mejores oportunidades. Nacida en El Dorado, provincia de Misiones, cerca de la frontera con Paraguay y a dos horas de las Cataratas del Iguazú, debió recalar en la Gran Ciudad de Buenos Aires, para poder cumplir sus metas. “Yo amo donde nací, pero no hay salida laboral y es todo muy difícil. No tenés otra opción que salir de ahí e irte a Posadas o mudarse a Buenos Aires, pero me la jugué y vine sola”, contó la protagonista.
Además, detalló sobre su decisión: “Vine para acá porque cuando terminé el acto de egresado, al segundo día, le dije a mi mamá que me quería ir. Mi mamá no me quería dejar, son 16 horas en micro y ni si quiera sabía salir de Retiro, no fue fácil porque era un mundo distinto. Al principio lo sufrí, pero acá encontré gente de mierda y otras maravillosas, de las que no me quiero separar nunca”.
En sintonía, hoy Malena transita un momento de felicidad, tras haber concluido su formación en el Bachiller, aunque las complicaciones no escasearon: “Pasé mil cosas, tuve miles de quilombos y dormí en la calle. Sufrí un montón. Un momento se me complicó demasiado, quería tirar todo y volver. Pero sabía que si volvía no iba a tener el futuro que quería. Entonces tuve que ser fuerte. Me caí y me levanté, mil veces, pero lo bueno tarda en llegar”.
Luego de establecer un canal de comunicación a través de las redes sociales, Malena se acercó a conocer con mayores detalles la propuesta educativa del CEA. Sin mucha demora tomó la decisión, de culminar sus estudios y tras rendir el examen final, una enorme alegría la acompañó en su visita al centro educativo, para recibir el analítico y su certificación correspondiente.
“Para una persona esto puede ser un papel, pero está muy equivocada. Cuando rendí y me mandaron el mensaje de que aprobé me puse muy contenta. Fue mucha emoción. Pensé que no lo iba a poder hacer. Que te entreguen el certificado es una sensación muy linda. Hay mucha gente atrás de uno, que siempre confió en nosotros”, remarcó.

Además, para Malena esto no significa un punto final en su instrucción, sino un paso más, para la escalera de objetivos en la que avanza: “Yo siempre dije que a las cosas se llegan con mucho esfuerzo. Yo le dije a mi mamá que me venía para acá porque quería tener mi casa, mi auto, poder viajar y tener las posibilidades que siempre quise. Me esfuerzo para tener mis cosas y quiero devolverle todo lo que me dio porque se lo merece. Todo lo que hago es por ella y mi hermana”.
“Sueño con el día de terminar estudios universitarios y ver mi mama, mi hermana y mi pareja. Ese día voy a mirar para atrás y voy a ver todo el camino recorrido. Uno es capaz de hacer mil cosas, es cuestión de proponérselo. Yo llegué a más de lo que me había propuesto”, se despidió.
Si sos alumno, egresado o parte del Centro Educativo Alem y tenes una historia para contar comunicate a germanzavala96@gmail.com
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