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Los golpes de suerte suelen acompañar a aquellos que no se resignan y pese a las dificultades intentan encontrar soluciones a sus problemas. A sus 37 años, Leandro Soto se recibió de Auxiliar de Farmacia en el Centro Educativo Alem y tardó unos pocos meses en introducirse al mercado laboral. “Hacer algo concreto, que nos de la posibilidad de trabajar y progresar”, recordó, sobre aquella charla que le sirvió para encontrar el rumbo.

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Las dificultades de un mercado laboral, muchas veces injusto y que suele discriminar por cuestiones etarias, son cada vez más presentes en la sociedad. Ante este escenario, la obligación de buscar alternativas surgen con celeridad entre los pensamientos de los jóvenes y adultos, que no consiguen las oportunidades necesarias para demostrar su valía.

En consecuencia, las determinaciones sobre qué carrera seguir o a qué rama dedicarse, muchas veces tienen que ser argumentadas desde la cabeza y no siempre con el corazón. “Tengo 37 años y la capacitación salió de la charla con una amiga. ‘De hacer algo’ pero algo que sea concreto y nos dé la posibilidad de trabajar y poder progresar, dejó en claro el protagonista.

Leandro apeló a la capacitación de Auxiliar de Farmacia y no tardó en descubrir que eligió el camino correcto. “Terminé la capacitación el 30 de noviembre del 2022 y ahí comencé a mandar currículums a todo lugar que necesitaran auxiliar de farmacia. Está cadena de farmacia necesitaba un cajero y al ver que podía aspirar a ser auxiliar de farmacia y ya trabajé como cajero, me dieron la oportunidad”, contó.

Y luego del golpe de gracia, que suelen recibir aquellos a los que la suerte le sonríe después de tanto esfuerzo, Leandro contó su satisfacción y ganas de ir por más: “Lo bueno del curso frente a la salida laboral es muy buena porque no hay límite de edad para ser auxiliar de farmacia. Soy una persona grande y algunas puertas ya las tengo cerradas, ¿me explico? Por suerte estoy en el camino correcto y siempre para adelante, porque a raíz de auxiliar de farmacia me picó el bichito de seguir estudiando”.

En sintonía, tuvo palabras de elogio para su nuevo equipo de trabajo, que lo incluyó de la mejor manera. “Arranque los primeros días de enero. Hice una capacitación de 10 días y me enviaron a mi lugar de trabajo. Lo llevo bien pero, como todo, al principio me costó muchísimo. Son muchas las cosas que se deben tener en cuenta. Pero el equivocarse hace al oficio. Por suerte mis compañeros de trabajo me recibieron bien, todos me ayudan. Es un grupo sano dedicado a trabajar y no más que eso. No hay grupitos, es un solo bloque que tira para el mismo lado. Lo mismo mi encargada, es muy estricta pero comprensiva y siempre esta apoyándome. Son muy buenos profesionales y muy buenas personas”.

En cuanto a su formación, Leandro es parte de la camada de alumnos que se aggiornó a la virtualidad para conseguir su título: “Conocí al Instituto por medio de una amiga. Hablando me comentó de que estaba terminando el curso. Les hice algunas preguntas y me dio toda la información. Fue así como me contacte y me gustó la propuesta estudiantil que me ofrecían. Fue una experiencia nueva, nunca lo había hecho. Es diferente pero no quiere decir que haya sido fácil. La exigencia siempre estuvo. Por otro lado administras tus tiempos”.

Mis compañeros tanto como los docentes que tuve se comportaron muy bien, es decir si necesitaban algo ya lo subían. La profesora Sandra como el profesor Fabricio siempre subían tareas, información, cursos y demás. En ese sentido no se guardaban nada, todo lo que nos podía ayudar a desarrollar nuestra profesión lo hacían”, cerró.


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Por cea